viernes, 22 de febrero de 2019

LOS DEMONIOS



Íbamos a misa y sin darnos cuenta cogíamos un resfriado en la yema de los dedos al sumergirlos en la pila del agua bendita. Guardábamos silencio mientras nos servían los sermones recalentados y con la mirada paseábamos de un lado para otro, con los brazos entrecruzados y el exceso de misterio de la Santísima Trinidad terminaba resultando monótono, y como todo con el tiempo te terminas decepcionando.
Parece ser que ahora a los curas les atosiga la conciencia, precisamente ahora que el Papa echa por el retrete el Purgatorio y el Infierno. Ya podemos sentirnos a salvo y sin sobresaltos gracias a esa nueva moral que se avecina y pasaran a ser un recuerdo los aliviaderos de los confesionarios.

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