Todo llega inexorablemente a su debido tiempo, y hoy nuestra primera autoridad junto al delegado territorial de la Junta de Castilla y León llenaron de bendiciones la cosmética de un puente, pero se olvidaron de enjabonar las piedras medievales salpicadas de cemento, o tal vez sea la nueva estética, cosa que desconozco, grapada a una sonrisa postiza donde todo esta "precioso" y "genial". La realidad es que los que transitamos día a día por el puente nos sigue pareciendo una chapuza preciosa y genial, diseñado por manos expertas donde se encasquillan autobuses a la primera de cambio y donde las madres con un cochecito de gemelos tienen que circular por la calzada porque las aceras no dan para más, no seria de extrañar que con tanto engendro las piedras del punte se vuelvan vegetarianas y a las truchas del río Burbia les aumenten las dioptrías mientras miran de soslayo el intercambiable color del semáforo que queda precioso y genial.