lunes, 15 de diciembre de 2014

Los Molinos en Villafranca del Bierzo

     
                                     Molino del señor José
     
      LOS MOLINOS EN VILLAFRANCA DEL BIERZO
En el diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España publicado por Pascual Madoz entre 1846 y 1850, se recogían en Villafranca del Bierzo once molinos harineros. Después de haber indagado y preguntado algunos han desaparecido sin dejar rastro, de otros conseguí localizar el lugar, y algunos todavía permanecen en pie como testigos mudos de un tiempo pasado.
En el río Valcárcel, eran conocidos como el molino de arriba, el del medio y el de abajo. El molino de arriba también llamado del “Penedón,” regentado en los últimos años por el señor Santiago. Entre el anterior y el molino del medio existían las ruinas de otro mucho más pequeño que era el molino de los Colmenares. El molino del medio  era el del señor José y fue donde estuvo instalada la primera fábrica de luz de Villafranca. El molino de abajo situado en la calle de San Salvador era conocido como el molino de “Patatones” .
En el río Burbia, existía un pequeño molino al final del súcubo que  se abastecía del agua que baja por la presa de riego, al igual que el que le precedía justo debajo de la Colegiata. En la otra margen del río se encontraba el molino de Quintano enfrente del pozo de la Xirula, que compró Eulogio el padre del escritor Gilberto Núñez Ursinos, cuando regreso de Cuba.
Siguiendo el curso del río nos encontramos con el molino de Landoiro y posteriormente el de Puente de Rey.
Cuando los molinos estaban en todo su apogeo, el molinero descargaba la quilma sobre la tolva o tramoxa, que tiene una forma de tronco piramidal invertida, con un agujero en la parte inferior, por donde va saliendo el grano y dosificándose con las vibraciones  trasmitidas a la canaleta por la tarabica, que es un palo de madera que da pequeños saltos debido a las irregularidades de la superficie de la muela. Poco a poco, va cayendo el grano por el agujero que lleva la rueda superior. Esta, al girar sobre la inferior, produce la rotura del grano, convirtiéndolo en harina, que se va depositando en un recipiente de madera también llamado farneiro. Todo el proceso comenzaba cuando el molinero abría la llave para que el agua empezase a caer con fuerza sobre las palas del rodezno, y éste empieza a girar arrastrando en su giro al árbol y a la piedra móvil o volandera.
Cuando el molino llevaba varios días funcionando, se procedía a levantar la muela volandera para picarla, operación que consistía en quitar la harina que quedaba encajada entre las estrías de las muelas con la ayuda de un pico metálico y restituir el picado original.
El pago de la molienda se realiza, generalmente, por el sistema de maquila. El molinero retira una parte proporcional a la cantidad molida.
En torno a los molinos se fueron tejiendo multitud de leyendas y coplas, al estar estos generalmente un poco alejados de la población, la imaginación y la malicia de las gentes hacia crecer las historias inventadas, sazonándolas con ingredientes pecaminosos, como recogíamos el otro día en un artículo sobre “el molinero” de Gilberto Núñez Ursinos:
“Vengo de moler morena
De los molinos de arriba
Dormí con la molinera, olé y olé
No me cobro la maquila
Que vengo de moler morena…    
                       
                                       Molino situado en la parte de abajo de la Colegiata

                                         
                                           Molino del Penedón



                                             Molino de Patatones


Molino de Landoiro

Molino de Puente de Rey




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