Tras un muro de cantos rodados se derrama la belleza. No hace falta entender el dialecto de las plantas para contemplar la verbena de las flores. Un magnolio que cosecha miradas y que la luz de la primavera se desnuda día a día entre sus flores, y al atardecer los pájaros se colocan el pijama antes de acostarse entre sus ramas.Y entre tanto un lagarto toma el sol sin bronceador cansado de jugar al escondite entre los tallos de las amapolas.
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