Los troncos muertos se desparraman por el camino entre piedras arrastradas por el agua que corre deprisa abriendo zanjas y esparciendo espuma entre los acebos. Es primavera, pero los piornos y abedules más altos soportan la resaca del invierno y en las charcas en la claridad del agua todavía se puede contemplar las largas tiras de la puesta de huevos de los sapos de montaña.
Iglesia de Campo del Agua
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