Terminaba el siglo XIX, y la luz de la mañana se propaga hasta la mitad de la plaza, que un hombre cruza de dos zancadas, y en la mitad de la pared entre la sombra y la luz se desdibuja la cabeza de una vaca.
Pasaría mas de medio siglo,hasta que en 1965 se derribase el edificio, estando de alcalde Don José Fernández Villarejo, que puso a salvo el vestigio arqueológico incrustado en la pared, y sería en 1967 cuando otro alcalde Don Federico Cuadrillero, le diese otra utilidad pública a los restos, pasando a ser la que hoy conocemos como fuente de las vacas.