Menoscabo Impune al Patrimonio.
Este puente emblemático,
con vestigios romanos en su base, debería estar mimado, pero la realidad es que desde la reconstrucción de 2 de sus 4 bóvedas, a finales del
siglo XVIII, no recibió cuidado alguno y tras su ensanche en los
inicios del siglo XX está sumido en un abandono absoluto. Las dos bóvedas ojivales de su
lado oriental, originales del medievo, se aferran a su existencia aguantando el
paso del tiempo ignoradas por todos. Maleza, arbolado, musgo, malas hierbas y
suciedad, acarician, ocultan y afean las piedras de este magnífico puente, convirtiéndolo
en un maltratado vagabundo, símbolo de resistencia al tiempo.
A la vez que se realizó el
citado ensanche del puente, de principios del siglo pasado, se construyó el
viaducto al que está unido. Aquel proyecto, condicionado por la economía del
presupuesto, mutiló al puente sus pretiles o muretes de piedra, desde su unión hasta
su extremo oeste, dejando tan sólo un pequeño tramo aguas abajo. Se remató la
actuación con una barandilla de hierro armonizando las dos construcciones,
antigua y nueva, distinguiéndose el puente mediante unas pilastras de piedra de
decoración ligera que daban mayor apoyo a la barandilla. Aunque la obra en
aquel momento fue de un estudio, ingenio y ejecución magistrales, es indudable el
daño patrimonial y estético que se produjo en el puente, que así se ha
mantenido hasta nuestros días. En aquel momento motivó la intervención el
aumento del tráfico en la villa y la angostura del acceso desde el puente a la
Calle del Agua, en cuya bajada se produjeron accidentes, falleciendo varias
personas.
Ahora se vuelve a actuar en el puente para
cercenarlo una vez más. Las pilastras de piedra que
se mantuvieron en pie durante más de 100 años se arrancan impunemente junto con
la barandilla, sustituyendo el conjunto por una imitación barata, que pretende simularla.
Miles y miles de kilos de historia a vertedero y a chatarra, y como no, también
miles y miles de euros malgastados, en medio de la crisis más cruda que se
recuerda. Se podía comprobar, reparar y anclar debidamente la existente, sin
duda. Esta vez no hay motivo que justifique tal barrabasada, ya que la nueva
barandilla no mejora la seguridad, ni la vialidad.
Se está quitando una barandilla reforzada con
columnitas de fundición, con balaustres remachados y pasamanos abombado y se
está poniendo otra con pilares huecos, balaustres soldados, perfiles verticales
huecos y pasamanos plano con cantos vivos. Juzguen ustedes mismos. Adiós a la
distinción del puente, ni rastro de las pilastras de piedra, fulminadas por el
paso de los actuales Atilas.
Se imaginan ustedes el Puente medieval sobre el
Boeza en Ponferrada sin sus muros de piedra y con una barandilla. Pues
semejante aberración aquí es posible.
Los precedentes más recientes nos remontan tres años atrás cuando
se sustituye la barandilla del viaducto, modificando radicalmente la estética
del mismo, afectando a su singularidad y rompiendo además la armonía del
conjunto, mediante un mamotreto de barandilla, inadecuada para una población y
un elemento de contención por delante de la misma, conjunto visualmente infame.
Los ingenieros creadores del viaducto, Manuel Diz Bercedóniz y José Eugenio Ribera, proyectista y constructor respectivamente,
entrarían en cólera, por la desfachatez del atrevimiento y torpe solución,
claro ejemplo de cómo matar moscas a cañonazos. Lo que motivo entonces la sustitución
fue la seguridad vial.
La incompetencia de los dirigentes, se ha constatado a lo largo
del tiempo, ante la incapacidad de dar solución a un problema que lo está
pidiendo a gritos desde hace muchos años. Villafranca necesita unas vías de
comunicación acordes a sus necesidades. Lo que ahora se está haciendo, además
de inútil, es de una falta de sensibilidad impropia de nuestro tiempo.
Y así Villafranca sigue
pagando sus impuestos, sin despegar de la depresión a la que dio paso su
brillante pasado, olvidando que las administraciones se deben a los ciudadanos
e impasible a las tropelías de ineptos, situándose en el polo opuesto, en el
que viven por ejemplo, los vecinos burgaleses de Gamonal.
13-10-2014
Vista
lateral aguas arriba. La barandilla y pilastras de piedra de lado más alejado
de la foto ya se han arrancado y se ha colocado parte de la nueva (por detrás
de la valla de obra). En primer término destaca la conexión en curva del
viaducto y a la derecha entre los dos arcos el tajamar de planta ojival. Se
aprecia claramente el estado de abandono del puente y los arboles ocultándolo.
14-10-2014
Vista frontal aguas abajo. Estos dos magníficos arcos son los reconstruidos en
el siglo XVIII, las bóvedas son de cañón de sillería. El mayor tiene una
impresionante luz de 20,80 m. alcanzando una altura de casi 21 m. Justo sobre
los arcos a la cota de calzada puede verse el andén voladizo resultante del
ensanche de principios del siglo XX. Contrastando con la piedra superior, se
aprecian las hiladas de piedra inferiores, tanto en el estribo (que arranca
sobre roca) como en las pilas, que se presume son de origen romano, parcheadas
a lo largo del tiempo.
14-10-2014
Vista frontal completa aguas abajo. A la derecha aparece tras la vegetación, la
mayor de las
dos bóvedas ojivales de origen medieval, con una luz de 10,80 m., sobre ella, bajando
al encuentro con la calle del Agua, el pretil de mampostería a hueso con
albardilla de sillería. La otra bóveda ojival esta oculta tras las
edificaciones de la derecha.
Manuel Martínez Rodríguez