Manuel Martínez Rodríguez.
Los cinco relojes de sol que he
analizado, han sido fotografiados por el autor de este blog, Santiago Castelao,
publicando sus fotos el 9 de septiembre de 2014.
Como introducción de lo que para mí
ha sido una labor apasionante y para una mejor comprensión de lo que se expondrá
a continuación, decir que la construcción de los relojes de sol fue una ciencia
que desapareció con el tiempo, al ser cada vez mejores los relojes mecánicos.
Dicha ciencia se llama gnomónica y la barra o pieza de hierro que en estos
relojes se coloca para que haga sombra se llama gnomon, estilo o estilete. Lo
normal es que estos relojes estén orientados al sur, para que reciban el mayor
número de horas de sol, con el estilete inclinado, apuntando al sur y paralelo
al eje terrestre.
Aclarar también que la hora solar era
la forma que había antiguamente de medir el tiempo, cuando no existían relojes
mecánicos, mientras que la hora oficial que marcan nuestros relojes actuales
(pulsera, pared, teléfonos, ordenadores, etc) es la forma que tenemos ahora de
medir el tiempo, con una precisión habitual de segundos. La hora de nuestros
relojes no coincide con la hora solar, principalmente porque en este país de incongruencias
y sinsentidos vivimos todavía bajo un capricho de dictadores, que en su día nos
impusieron tener adelantada una hora en invierno (dos en verano), cuando
deberían prácticamente coincidir nuestros relojes con los relojes de sol, al
igual que en el resto de países europeos. Teniendo en cuenta esa hora o dos
horas dependiendo de si es invierno o verano, si estuviéramos en Castellón de
la Plana por donde pasa el meridiano 0º, o de Greenwich, la coincidencia sería mayor, puesto
que a las doce hora solar, nuestros relojes de pulsera marcarían prácticamente
la una en invierno y las dos en verano (con diferencias en el entorno de los 15
minutos, en más o en menos, dependiendo del día del año).
En Villafranca del
Bierzo cuando un reloj solar marca las doce, en ese mismo instante un reloj
solar en Castellón de la Plana marcará ya aproximadamente las doce y media, justamente
lo que tarda el sol en recorrer la distancia entre los dos lugares (aunque realmente
es la tierra la que gira). Mientras nuestro reloj de pulsera marca las doce del
mediodía, cuando el sol pasa justamente por el meridiano 0º (es decir, cuando
en Castellón de la Plana la sombra, de una farola por ejemplo, apunta
exactamente al norte), un reloj solar en Villafranca del Bierzo marcará una hora
y media menos en invierno y dos horas y media menos en verano. A esto, dependiendo
del día del año, hay que restarle hasta un máximo de algo más de 16 minutos o sumarle
hasta un máximo de algo más de 14 minutos. En todo lo dicho debe tenerse en
cuenta que un reloj de sol sólo tiene marcas horarias.
Por ejemplo, el 13 de junio un reloj
de sol en Villafranca del Bierzo marcará las doce del mediodía cuando nuestro
reloj de pulsera marque las 2 y 27 minutos, el 31 de octubre a las doce hora
solar nuestro reloj de pulsera marcará la 1 y 10 minutos y el 10 de febrero a
las doce hora solar nuestro reloj de pulsera marcará la 1 y 40 minutos.
Sin más preámbulos paso a publicar el
primer estudio, que corresponde al reloj de sol situado en la fachada sur de la
Colegiata de Santa María del siglo XVI, hoy día parroquia de la Asunción,
declarada bien de interés cultural en 1999. Destacar que desde el inicio de su
construcción hasta su finalización pasaron unos 200 años, periodo de
incertidumbre en la colocación del reloj.
Reloj de Sol de la Colegiata
Reloj de sol construido en una pieza
de piedra arenisca, definido en un cuadrado, con claros signos de deterioro, aunque
se ven con claridad sus grabados. En el momento de tomar la foto marcaba
aproximadamente las tres y veinte de la tarde, hora solar.
Fotografía de Santiago Castelao
A primera vista resulta caótico por
la distinta grafía en sus números. El nueve no es número romano, sino un 9 convencional,
mientras que el cuatro romano es representado con 4 barras, IIII, y no como
estamos acostumbrados a ver, una barra seguida de una uve, IV. Esto sucede en
muchos relojes de sol y sobre ello existen varias teorías en las que no voy a
entrar. La piedra se ve descompuesta en su parte izquierda donde la fila
vertical de números parece remarcada con posterioridad, lo que explicaría que
el nueve sea un numero natural y no romano (al muy poco profesional restaurador
de entonces le resultó más fácil grabar en piedra un 9, una sola marca, que un
IX romano, que son dos marcas). Los números de la fila inferior están grabados
de forma más tosca, al igual que en la superior, donde el VIII esta boca abajo.
Los de la fila vertical derecha por el contrario tienen un grabado muy cuidado
y profesional, propio de un artista del grabado.
El estilo es una cortita barra
metálica lisa apuntando hacia el suelo (si su inclinación fuera correcta sería la
dirección del eje terrestre), doblada hacia el este unos 15º, respecto a la
dirección norte-sur. Esto unido a su asimetría respecto a la línea vertical de
las doce (se aprecia claramente pues la línea de las seis no es horizontal,
sino ascendente desde el centro hacia el exterior del reloj), indica que dicho
reloj fue construido para una pared que tuviera orientación oeste de unos 15º.
Siendo este el motivo de que sea asimétrico, al tener corregida la proyección.
Lo cierto es que la fachada donde se
encuentra, está orientada al sur, por lo que el reloj no puede marcar la hora
solar correcta. Pudiera ser que en su día se trajera de otro lugar para el que
se había diseñado, y se colocara en la colegiata sin comprobar la orientación,
algo crucial en estos relojes.
La comprobación que he realizado en
los primeros días de noviembre, ratifica el error, pues la sombra del estilo
marca una hora solar con un desfase que supera los 20 minutos de adelanto en
las horas de la mañana, ajustándose al mediodía y retrasando en las horas de la
tarde llegando a superar los 15 minutos.
Marcaría correctamente de haberse
calculado y ejecutado para la fachada en la que se encuentra. Sería entonces simétrico,
su estilo no estaría girado sino perpendicular al reloj y apuntaría hacia el
suelo en la dirección del eje terrestre.
Finalmente incluyo dos gráficos que
son de fácil interpretación y sirven de aclaración, realizados a partir de las
lecturas tomadas.
El primer gráfico indica el error en
varias horas solares. Del mismo se deduce, que a partir de las doce, donde
adelanta unos 25 minutos, el error se va reduciendo hasta marcar la hora exacta
en torno a las dos y cuarto de la tarde, y desde ahí comienza a atrasar,
acumulando unos 15 minutos a las cuatro menos diez (15:50 del gráfico).
El segundo gráfico indica la hora
solar marcada por el reloj y la hora solar que debería marcar si fuera un reloj
preciso o mejor dicho, bien construido para el lugar donde está colocado. Se puede
ver que cuando marca las doce, debería marcar las 11:34, que se obtiene
simplemente restándole los 26 minutos que adelanta. También se deduce que
entorno a las dos y cuarto de la tarde daría la hora correcta. A las 15:50
debería marcar las 16:06, que se obtiene sumándole los 16 minutos que atrasa a
esta hora.
El próximo que se publicará será el reloj de sol del Palacio de Arganza.