Para mear y no echar gota
Amaneció el día
oscuro, y había humedad en las calles de Villafranca y una lluvia fina pegadiza
acompañaba la mañana y resbalaba sobre los paraguas de los caminantes, mientras
en la Rua Nueva, embutidos en unos
trajes inmaculados bajo la atenta mirada de la clausura, desde una grúa bajo la lluvia se disparaban productos
fitosanitarios a un ciprés moribundo,(
vamos como echar agua al mar), y sin tener en cuenta el perjuicio que por la escorrentía esos productos puedan producir a los propietarios de
cultivos aguas abajo.
Pero bueno, en este país de pandereta, estos paladines que
resucitan árboles, nos explicarán las bondades de los tratamientos bajo la
lluvia, y como se sumergen dichos productos entre los intestinos de las
hojas y navegan por el tronco…
No será que con tanto listillo que anda suelto se nos esta
olvidando poner los pies en el suelo y caminar.
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