Manuel Martínez Rodríguez
Ni al que asó
la manteca se le hubiera ocurrido semejante; es que ya no sé ni cómo
calificarla, chapuza descomunal quizás, creo que cualquier calificativo se
queda corto.
Empeorar una
cosa y desbaratar otra.
Si Jesucristo
los echó del templo a latigazos por convertirlo en mercado, a estos herederos
de insensibilidad y torpeza estaría más que justificado echarlos a latigazos de
sus puestos de “irresponsabilidad”, a latigazo limpio, ala a tomar x “ahí” por
la parte innoble, barrigas llenas a varear aceitunas que no valéis “pa” otra
cosa, a escarbar el cebollín cabezudos, a cabezazos contra el puente carneros a
ver si espabiláis o mejor ponerlos a todos a limpiar el puente hasta dejarlo
esplendoroso, de ahí no salís hasta dejar sus piedras limpias como una patena,
aunque tengáis que estar un mes día y noche, eso sí a pan y agua que no
merecéis otra cosa, a trabajos forzados y con cencerro como los cabestros.
Patrimooonio,
Patrimooonio, hay alguien, estáis ahí, donde narices os habéis metido o solo estáis
para poner trabas al ciudadano de a pie. Estas ahí para algo o sólo para sacar
dinero de las arcas públicas a fin de mes.
Yo que quería
escribir de otras cosas y no hay manera, un día sí y otro también, pero es que
uno se indigna, más aún de lo que esta tras el 15 M, porque desde entonces,
anda que no hemos visto llover mangantes y miserables que solo van a “trincar”.
¡Que diluvio! ¡Que plaga! de torpes, mangantes e irresponsables, estamos en
manos del azar y como tengamos que esperar a que desaparezcan por sí mismos, como
lo hacen las plagas tras arrasar con todo, estamos “apañaos”.
¿Me pasé?, ¿me
quedé corto? Vamos a tirar de fotos y que cada cual juzgue por sí mismo.
¿No basta arruinar las piedras con cemento gris, además tiene que discurrir agua por ellas?