Molino del señor José
LOS MOLINOS EN VILLAFRANCA DEL BIERZO
En el diccionario
Geográfico-Estadístico-Histórico de España publicado por Pascual Madoz entre
1846 y 1850, se recogían en Villafranca del Bierzo once molinos harineros.
Después de haber indagado y preguntado algunos han desaparecido sin dejar
rastro, de otros conseguí localizar el lugar, y algunos todavía permanecen en
pie como testigos mudos de un tiempo pasado.
En el río Valcárcel, eran
conocidos como el molino de arriba, el del medio y el de abajo. El molino de
arriba también llamado del “Penedón,” regentado en los últimos años por el
señor Santiago. Entre el anterior y el molino del medio existían las ruinas de
otro mucho más pequeño que era el molino de los Colmenares. El molino del
medio era el del señor José y fue donde
estuvo instalada la primera fábrica de luz de Villafranca. El molino de abajo
situado en la calle de San Salvador era conocido como el molino de “Patatones” .
En el río Burbia, existía un
pequeño molino al final del súcubo que
se abastecía del agua que baja por la presa de riego, al igual que el
que le precedía justo debajo de la Colegiata. En la otra margen del río se
encontraba el molino de Quintano enfrente del pozo de la Xirula, que compró
Eulogio el padre del escritor Gilberto Núñez Ursinos, cuando regreso de Cuba.
Siguiendo el curso del río nos
encontramos con el molino de Landoiro y posteriormente el de Puente de Rey.
Cuando los molinos estaban en
todo su apogeo, el molinero descargaba la quilma sobre la tolva o tramoxa, que
tiene una forma de tronco piramidal invertida, con un agujero en la parte
inferior, por donde va saliendo el grano y dosificándose con las
vibraciones trasmitidas a la canaleta
por la tarabica, que es un palo de madera que da pequeños saltos debido a las
irregularidades de la superficie de la muela. Poco a poco, va cayendo el grano
por el agujero que lleva la rueda superior. Esta, al girar sobre la inferior,
produce la rotura del grano, convirtiéndolo en harina, que se va depositando en
un recipiente de madera también llamado farneiro. Todo el proceso comenzaba
cuando el molinero abría la llave para que el agua empezase a caer con fuerza
sobre las palas del rodezno, y éste empieza a girar arrastrando en su giro al
árbol y a la piedra móvil o volandera.
Cuando el molino llevaba varios
días funcionando, se procedía a levantar la muela volandera para picarla,
operación que consistía en quitar la harina que quedaba encajada entre las
estrías de las muelas con la ayuda de un pico metálico y restituir el picado
original.
El pago de la molienda se
realiza, generalmente, por el sistema de maquila. El molinero retira una parte
proporcional a la cantidad molida.
En torno a los molinos se fueron
tejiendo multitud de leyendas y coplas, al estar estos generalmente un poco
alejados de la población, la imaginación y la malicia de las gentes hacia
crecer las historias inventadas, sazonándolas con ingredientes pecaminosos,
como recogíamos el otro día en un artículo sobre “el molinero” de Gilberto
Núñez Ursinos:
“Vengo de moler morena
De los molinos de arriba
Dormí con la molinera, olé y olé
No me cobro la maquila
Que vengo de moler morena… Molino situado en la parte de abajo de la Colegiata
Molino del Penedón
Molino de Patatones
Molino de Landoiro
Molino de Puente de Rey
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